Fernando de la Rúa |
Un escándalo por presuntos sobornos en el Gobierno del radical (centrista) Fernando de la Rúa
(1999-2001) provocó el inicio de la crisis de su coalición que un poco
más de un año después derivó en su renuncia, en medio de la última
debacle política, económica y social de Argentina. Las denuncias de coimas del Ejecutivo a senadores radicales y peronistas
llevaron a que el entonces vicepresidente argentino y aliado de De la
Rúa, el progresista Carlos Chacho Álvarez, dimitiera en 2000. Sin
embargo, 13 años después un tribunal de Buenos Aires absolvió a los ocho
acusados, incluido De la Rúa y un arrepentido que los denunció, al
considerar que el delito no se había podido comprobar.
Para la justicia argentina, no hubo sobornos ni culpables. El fallo
motivó la indignación de muchos ciudadanos en las redes sociales, en una
noticia que se conoció en un día atípico, entre el fin de semana y la
celebración de Navidad, poco antes de que comiencen las vacaciones del
verano austral.
De la Rúa había asumido el poder en diciembre de 1999 con la promesa de acabar con una década de Gobierno del peronista Carlos Menem (1989-1999)
caracterizada por las políticas neoliberales y la corrupción. Había
llegado al frente de la Alianza entre su partido, la Unión Cívica
Radical (UCR), tradicional rival del peronismo, y el Frente País
Solidario (Frepaso), que encabezaba el experonista de izquierda Álvarez y
que se había formado entre fuerzas progresistas para oponerse al
menemismo. La Alianza, sin embargo, profundizó la política neoliberal de
Menem, en mayo de 2000 aprobó una ley de flexibilización laboral con el
apoyo de peronistas y tres meses después un artículo del periódico La Nación
denunció que habían mediado sobornos para convencer a senadores propios
y extraños. Un histórico senador del peronismo, Antonio Cafiero,
confirmó la versión.
Álvarez, que presidía el Senado, dimitió en octubre de 2000 con
quejas contra De la Rúa por su pasiva reacción ante las denuncias y con
el argumento de que "la política debe dejar de estar asociada con el
delito”. Se quebraba así la ilusión de que la era posmenemista traería
ética. De todos modos, Álvarez siguió apoyando al Gobierno de De la Rúa,
aunque desde el llano. Dirigentes del Frepaso permanecieron en el
Ejecutivo. Sin embargo, la renuncia del vicepresidente significó el
principio del fin de la administración De la Rúa. La desconfianza
popular y de los inversores hacia su gestión se profundizó y Argentina
perdió acceso a los mercados de deuda. Los ajustes fiscales, el
nombramiento como ministro de Economía al conservador Domingo Cavallo,
que ya había ocupado ese cargo con Menem, la explosión del desempleo y
la pobreza y la depresión económica acabaron con el Gobierno de De la
Rúa en diciembre de 2001, entre saqueos a los supermercados, piquetes
(bloqueos de calles y carreteras) de desempleados pobres,cacerolazos
(caceroladas) y asambleas poulares de la clase media pidiendo “que se
vayan todos” y ahorradores golpeando las puertas de los bancos para
reclamar por sus ahorros atrapados en el corralito. El Frepaso
desapareció y la UCR obtuvo en las elecciones presidenciales de 2003,
cuando el peronista de izquierda Néstor Kirchner llegó al poder, solo el
2% de los votos.
En la investigación judicial de los sobornos del Senado, un militante
radical que era prosecretario parlamentario, Mario Pontaquarto, se
autodenunció en la trama corrupta y culpó a otros del reparto de 5
millones de dólares. Pontaquarto dijo que presenció una reunión en la
Casa Rosada (sede presidencial de Argentina) en la que De la Rúa dio
instrucciones sobre las coimas a senadores: “Eso arréglenlo con
De Santibañes". Se suponía que el jefe de Estado se refería a su amigo y
entonces secretario de Inteligencia, el empresario Fernando de
Santibáñez.
Pero en casi un año y medio de juicio oral, el tribunal no halló
pruebas que confirmaran los dichos de Pontaquarto. Es así que seguirán
libres los ocho acusados: De la Rúa, Santibáñez; el exministro de
Trabajo Alberto Flamarique, que pertenecía al Frepaso y que, según el
sindicalista peronista Hugo Moyano, se jactaba por aquel entonces de
contar con una tarjeta de débito para convencer a los senadores de la
necesidad de la reforma laboral; cuatro exsenadores peronistas, Augusto
Alasino, Remo Costanzo, Alberto Tell y Ricardo Branda, y el propio
arrepentido. Un exsenador radical acusado por Pontaquarto, José Genoud,
acabó suicidándose en 2008 por motivos sentimentales. La presidenta de
Argentina, Cristina Fernández de Kirchner,
que en 2000 era senadora y votó contra la reforma laboral, fue testigo
del juicio. La fiscal del caso, que había pedido cárcel para todos, con
la excepción de Flamarique, pueden ahora apelar el fallo ante un
tribunal superior.
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