Uno de los veredictos más
concluyentes sobre el liderazgo de Hugo Chávez en Venezuela salió de un médico
que se hizo famoso por asegurar que tenía conocimiento interno de que el cáncer
eventualmente mataría al presidente de Venezuela.
Fueron declaraciones ampliamente
cubiertas por los medios de comunicación opositores, ansiosos por llenar el
vacío dejado por la falta de información oficial sobre el estado de salud de
Chávez.
Más allá de la verdad del
diagnóstico del doctor José Rafael Marquina, un venezolano con residencia en
Florida, EE.UU., también trascendió su crítica sobre el estilo de gobierno del
ahora fallecido mandatario.
En una entrevista para el diario local Tal Cual en
diciembre de 2012, dijo: "Chávez lidió con su enfermedad de la misma forma
que lo hizo con el país, de un modo improvisado".
Una y otra vez, el presidente
tomó decisiones importantes durante su programa semanal de televisión "Aló
Presidente". Fue particularmente propenso a soluciones rápidas en la
política económica, como devaluaciones monetarias, expropiaciones de empresas
privadas y decisiones con impacto en la inflación, como aumentar el salario del
sector público, en vez de abordar los problemas estructurales subyacentes.
El estilo combativo continuó
incluso con un Chávez convaleciente en Cuba, con un vicepresidente, Nicolás
Maduro, implementando en febrero pasado una devaluación del 32%.
Como resultado, Chávez dejó una
nación acorralada por una infraestructura en ruinas, un gasto público
insostenible y una industria con bajo rendimiento.
Sin embargo, gracias a sus
programas sociales, no hay duda de que los pobres en Venezuela se han
beneficiado de la riqueza petrolera del país, mucho más de lo que lo hicieron
durante los gobiernos de las llamadas élites corruptas.
Pero existen fuertes sospechas de
que buena parte del dinero fue desperdiciado, no sólo por la corrupción, sino
también por pura incompetencia.
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