
Primero se ven pupitres vacíos, con una foto en blanco y negro y una vela en el asiento. Al fondo un cartel dice: Ayotzinapa Vive.
Segundos después una mujer mira a la cámara, con gesto triste pero la voz segura: "Como saben, es la cena de Navidad", y después de ella aparecen otras personas, padres de los 43 estudiantes mexicanos desaparecidos en Iguala, estado de Guerrero, el 26 de septiembre.
Cuentan las fiestas navideñas de hace un año. "Estuvimos juntos con toda mi familia reunidos", dice un padre y luego otra mujer recuerda: "La pasamos felices con la familia".
Pero casi enseguida Margarita Zacarías Rodríguez, madre del estudiante Miguel Ángel Mendoza, alumno de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, revela el sentido del documento.
"En mi casa ya no va a haber Navidad, porque siempre tengo el recuerdo de mi hijo", dice mientras retira las lágrimas que resbalaron a su barbilla.





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