Nicolás Maduro |
Lo que hasta hace poco era la
aplanadora electoral que pilotaba Hugo Chávez, con dos tercios de los
venezolanos como entusiastas pasajeros, es ahora el autobús del 50,7% que se
dispone a manejar Nicolás Maduro.
Con la toma de posesión de este
viernes, Maduro ya es oficialmente el chofer de ese autobús con el que anunció
piensa recorrer el país junto a todos los ministros.
Y pese a que el número de
pasajeros supera por poco a la mitad de la población, su actitud al volante
parece que será incluso más radical que la de Chávez: "Una revolución
dentro de la revolución".
Incluso a pesar de que antes de
adentrarse en la bacheada ruta de la lucha contra la inseguridad y las
sacudidas que se esperan de los problemas económicos, tendrá que atravesar la
empinada carretera de la auditoría de los sufragios exigida por Henrique
Capriles, por el que el pasado domingo votó el 48,9%.
Maduro tomó posesión del cargo
con un fondo de cacerolazos y salserolazos en muchas partes del país.
La oposición sigue sin reconocer
su victoria hasta que culmine la auditoría de los votos anunciada por el CNE,
medida con la que Capriles mostró su conformidad.
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