El propósito de la reunión extraordinaria de la Organización de los
Estados Americanos (OEA) de este viernes era dar por concluido el proceso de
reforma de su Sistema Interamericano de Derechos Humanos (SIDH), un deseo en el
que coincidían todos los países miembros de la Organización, salvo Ecuador,
Venezuela, Bolivia y Nicaragua.
El bloque del ALBA, en su obstinación por evitar que la Organización
adoptara una resolución que escenificara el fracaso de sus propias iniciativas,
consiguió, después de casi 12 horas de reunión, deslizar en el texto final un
llamamiento a su Consejo Permanente para que “continúe el diálogo sobre los
aspectos fundamentales para el fortalecimiento del SIDH”.
Una victoria pírrica ya que el ALBA ha debido claudicar en el resto de
sus reivindicaciones sobre la financiación del sistema, que no se han tomado en
consideración por la OEA.
La amenaza de Ecuador, a última hora de la noche, de abandonar el
sistema provocó que Argentina presentara una nueva versión de un apartado que
contentara definitivamente a los países del ALBA en su exigencia de dejar
abierto el proceso de revisión.
Con su iniciativa, Argentina ha impedido que en la OEA se
escenificara, con una inusual votación del proceso de resolución sobre el que
el resto de los 30 Estados miembros sí estaban de acuerdo, la soledad de las
posiciones del bloque.
“Después de la propuesta de Argentina, sentimos que la propuesta de
los países del ALBA está considerada y estamos dispuestos a aceptar ese
consenso y considerar la resolución una resolución por unanimidad”, explicó al
filo de la medianoche el ministro de Asuntos Exteriores ecuatoriano, Ricardo
Patiño.
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