BBC MUNDO, A pesar de estar
presente en la agenda política internacional desde hace más de 20 años, cada
vez son más los que piensan que al hablar de calentamiento global, nos están
vendiendo gato por liebre.
Escritor, profesor y
ambientalista danés, se lanzó a la fama y a la boca del lobo hace más de diez
años, cuando se atrevió a cuestionar los efectos "catastróficos" del
calentamiento global.
Lo demás es historia. Plasmó sus
críticas en un libro que tituló "El ecologista escéptico" y se
convirtió en el referente de los no creyentes.
Su argumento siempre ha sido el
mismo: los políticos optan por infundir miedo y exagerar las predicciones del
cambio climático para atraer la atención del público. Para él, no es que no
exista el calentamiento global, es que no es como lo pintan.
Hoy, los escépticos son muchos
más. A diferencia de Lomborg, no sólo creen que el problema está siendo
manejado de forma errónea, sino que además dudan de que exista.
Un estudio realizado por el Pew
Research Centre en Estados Unidos en 2012, concluyó que la convicción de que la
Tierra se está calentando bajó en un 10% con respecto al 2006.
Un resultado similar se evidenció
en Reino Unido, en donde una encuesta de YouGov de junio de 2012 reveló que uno
de cada cinco entrevistados no está seguro de que el aumento de temperatura en
nuestro planeta sea consecuencia de la actividad humana.
La falta de credibilidad en el
tema ha puesto un gran interrogante sobre la mesa: ¿por qué hay gente que no
cree en el cambio climático?
"Cuando las predicciones del
calentamiento global no se cumplen, la gente deja de creer en la causa",
dice Bjorn Lomborg.
"El problema es la tendencia
a exagerar las predicciones del calentamiento global. Cuando no se cumplen, la
gente deja de creer en la causa", le dijo Lomborg a BBC Mundo.
En un artículo publicado el mes
pasado, el danés incluyó varios ejemplos de pronósticos realizados hace algunos
años que no se hicieron realidad.
Entre los mencionados estaba el
fenómeno El Niño: "en 1997 Al Gore aseguró que el calentamiento global iba
a fortalecer y a agravar los vientos de El Niño. El presagio no se
cumplió", explica el profesor.
"Muchas organizaciones
medioambientales anunciaron hace unos años que íbamos a presenciar huracanes
más violentos como resultado de la transformación climática. En los últimos
seis años, la energía global generada por los huracanes decayó a su nivel más
bajo desde la década de los 70.
Lomborg también remarcó la falta
de precisión en las predicciones relacionadas con la vida animal.
"El World Wildlife Fund
declaró en 2004 que los osos polares se extinguirían a finales del siglo,
comenzando en la Bahía de Hudson, donde dejarían de reproducirse en 2012. Los
osos siguen reproduciéndose", dijo.
Y en cuanto a las enfermedades,
el ambientalista precisó que "aunque siempre se ha dicho que el
calentamiento global hará que llegue la malaria a Europa, las muertes
ocasionadas por esta enfermedad decayeron en más del 25% en los últimos diez
años".
Lomborg aclara que la mayoría de
predicciones no son erróneas, solo son exageradas.
"Creo que debemos dejar de
pensar que la única forma de luchar contra el cambio climático es siendo
catastrófico al respecto. Infundir miedo no solo perjudica la credibilidad,
también afecta nuestra capacidad de tomar decisiones inteligentes".
Mientras que algunos apoyan la
teoría de Lomborg, muchos lo descalifican: argumentan que el escritor no es un
experto en ecología ni en cambio climático, si no un estadístico con ideas
controvertidas.
Fuertes críticas han sido
publicadas en revistas como Scientific American, acusándolo de utilizar
sesgadamente los datos.
Antes este tipo de respuestas,
Lomborg le dijo a BBC Mundo: "teniendo en cuenta que hay un fuerte
movimiento en la actualidad que niega el cambio climático, es entendible que
algunos muestren escepticismo ante lo que sustento. Pero yo no niego el
calentamiento global, simplemente cuestiono la manera en que lidiamos con el
problema".
La convicción de que la Tierra se
está calentando bajó en un 10% con respecto al 2006, según un estudio.
Un estudio reciente publicado en
la revista Climatic Change, explica de otra manera la falta de credibilidad en
relación al cambio climático.
Según la investigación –
desarrollada por la University of British Columbia, la base del problema es la
desinformación, que genera que la gente saque sus propias conclusiones
basándose en el estado del clima.
Como consecuencia, el
escepticismo tiende a subir durante temporadas de mucho frío y a aumentar
cuando el calor es excesivo.
"No es una respuesta inmediata,
es la conclusión a la que llegan las personas después de varios meses de
percibir una tendencia en las temperaturas, y la acumulación de esas tendencias
hace que esas conclusiones lleguen a los medios", le explicó a la BBC
Simon Donner, uno de los analistas involucrados en el estudio.
"Por un problema de
desinformación, el escepticismo tiende a subir durante temporadas de mucho frío
y a aumentar cuando el calor es excesivo."
Para Donner, la responsabilidad
también la tienen los científicos: "tendemos a pronunciarnos en los medios
únicamente cuando atravesamos olas de calor, lo cual es incorrecto. Hay que ser
consistentes con el tema sin importar el clima del momento", añadió.
Adam Corner, consultor en el
Climate Outreach and Information Network, opina que la confusión surge cuando
los científicos hablan sobre fenómenos meteorológicos particulares.
"Hay un vínculo muy sutil
entre las temperaturas inmediatas y el clima en general, por lo que a veces ni
siquiera los mejores comunicadores científicos logran explicarlo con
claridad", afirmó.
Donner también piensa que la
politización del cambio climático hace que se dificulte diferenciar entre lo
que piensa cada individuo sobre el tema y su orientación política.
Como ocurre con otras
problemáticas, es posible que la gente deje de analizar el tema individualmente
y base su opinión en lo que determine su partido político de preferencia.
Sea cual sea la explicación,
muchos consideran preocupante el creciente escepticismo tras más de dos décadas
de posicionar al calentamiento global como prioridad política.
Así lo expresa Andrew Guzman,
profesor de la Universidad de Berkeley, en su más reciente libro, Overheated:
"el mayor obstáculo al que nos enfrentamos al tratar de emprender acciones
significativas para reducir el impacto del cambio climático es que la gente no
está convencida de la seriedad del asunto".
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