Por MARINO BAEZ
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Cada vez que se presenta un tema de transcendencia nacional e internacional y que atenta contra los intereses de la República Dominicana, el Gobierno tiende a inventarse estrategias que bulneran la realidad y promueven actos mentirosos para desviar la atención de la gente, pero los dominicanos no somos pendejos.
Un ejemplo de esto es el tema haitiano que a pesar concluir el plazo para que se ponga en marcha el denominado "Plan Nacional de Regularización de Extranjeros", pues no se han iniciado las deportaciones, mientras el gobierno haitiano y organismos internacionales tienen preñados los medios de información con acusaciones insolubles que ponen en entredicho el buen trato que le hemos dispensados a estos detractores de los recursos naturales.
Ahora se inventan que el Chapo Guzmán, el narcotraficante más buscado en el mundo, se encuentra en República Dominicana, burrada política de la autoridades dominicana que causan risas. Sin embargo estamos más que seguro de que a pesar de las compras de conciencia del Gobierno, los dominicanos no piensan igual que antes, porque han abierto los ojos y no creerán tan absurdas mentiras.
En que cabeza podría caver que este narcotraficante esté en nuestro pais? Al menos que haya regresado en un barco, porque por avión le sería bastante difícil, o que el propio gobierno, a través de del ingeniero Diandino Peña le haya construido un túnel, en calidad de experto en ese tipo de proyecto.
No será esta una estrategia del Gobierno para desviar los reclamos generalizados de los dominicanos, a fin de que se preserve la nacionalidad y se proceda a cumplir la Ley Migratoria que los obliga a deportar a todos aquellos que estén ilegales en el país?.
La invasión haitiana en nuestro país es una verguenza nacional y el gobierno no hace nada al respecto, a pesar de las miles de armas de fuego que son trasegadas ilegalmente hacia el país, los constantes asesinatos provocados por los haitianos, las enfermedades infectocontagiosas que les dejan al pais, las miles de toneladas de drogas que trafican y los malagradecidos que son, aún con todos los favores que reciben.
El gobierno haitiano está obligado a registrar en sus archivos del registrocivil a sus nacionales, construirles las viviendas destruidas por el terremoto e invertir los miles de millones de dólares que recibió como aporte de todas las naciones.
Aunque estemos divididos por fronteras, República Dominicana y Haiti no son dos países iguales, no señores, tenemos culturas diferentes, idiomas diferentes, piel diferente (sin incurrir en racismo como alegan), entre otras diversidades y caracteres que nos diferencian al cien por ciento, incluso la cultura alimenticia es incomparable. Por eso debemos rechazar con gallardia la unión de las dos naciones, porque eso no fue lo que nos profesaron nuestros padres de la Patria, Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánches y Matías Ramón Mella.
Las acusaciones y diatrivas del gobierno haitiano merecen una respuesta contundente, que requiere el apoyo de las iglesias, el empresariado, los profesionales y todos aquellos que se sientan ser dominicanos, que defienden nuestros símbolos patrios y la nacionalidad.
Cuando ocurrió el terremoto que arrazó con el centro productivo y los edificios gubernamentales de este país, por si no lo recuerdan los haitianos, República Dominicana fue el primer país en auxiliar y buscar apoyo de organismos internacionales para su reconstrucción, llegando a recaudarse miles de millones de dólares, con los cuales se reconstruirían dos o tres países como Haití, sin embargo, las inversiones en viviendas han sido pírricas, una muestra de que el dinero fue víctima de la malversación y el robo, sin contar las inversiones realizadas en la construcción de una universidad y un amplio hospital.
Aún así, los haitianos tienen el priviligio de invadir hospitales, enviados por el presidente Martelli y representantes de organismos internacionales, a los fines de que a la hora de traer un nuevo hijo al mundo se le reconozca como dominicano, ineptitud apoyada también por muchos dominicanos incensatos, quienes han hecho un lucrativo negocio del tráfico ilegal de haitianos, apadrinados por empresarios de la caña y de la construcción, quienes en la actualidad deberían estar ocupando un lugar en la cárcel por traicionar el sueño de la dominicanidad.
Lo del Chapo Guzmán guarecido en República Dominicana, no es más que un sueño convertido en pesadilla, dirigido a crear confusión entre los dominicanos y así desviar la atención en relación con las deportaciones de los haitianos ilegales.
El autor el periodista
Julio 31, 2015
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