El Autor es Periodista,
Consultor en Comunicación
y Relaciones Públicas
|
Por MARINO
BAEZ
decaraalsolmb@gmail.com
La comunicación, efecto primordial para el desarrollo
de las personas, entrelaza varios elementos entre los que hay que definir el
concepto de motivación, por la sencilla razón de que para que se produzca un
intercambio entre una o más personas es propicia la decisión oportuna y amena
donde este conceptualizado un ente motivador que visualice las ideas y de
manera sintetizada, pueda practicarla sin mediatismo.
Son múltiples los factores que se podrían exponer cuando
hacemos el enfoque sobre “comunicación sin motivación”, visto que esta es fundamental
para en el efecto constitutivo de las decisiones tomadas por
los individuos hacia un determinado género de reacciones, objetivos y la
estimulación de sus deseos y capacidades que servirían de canal para generar
optimismo y conciencia a la hora de intercomunicarse.
¿Cómo puede haber comunicación sin el raciocinio de la motivación
para generar ideas absolutas que tiendan a influir en el género de los
individuos?, por la razón de que para motivar es necesario hablar y para hablar
debe haber motivación; y la firme inquietud de apostarse en el lugar más
oportuno a compartir entre sí puntos acordes con el ritmo de lectura del pentagrama
y las letras del rompecabezas, para que los interesados puedan bailar al ritmo
de la música.
Esta es la razón por la cual en el desarrollo de las políticas
de Responsabilidad Social, que no solo debe tener su efecto de aplicación en
las empresas, las instituciones deben asumir compromisos de gestión sensibles
hacia el ser humano, a través de conceptos de humildad, conciliación e
igualdad. Sin embargo, esta oleada de frases multiplicadoras no podría entrelazarse
y ponerse al mismo ritmo sin comunicación y motivación oportuna.
En esencia, es importante acotar que, sin oportunas y
frágiles ideas no podemos pensar para generar palabras que nos lleven a
comunicarnos y expresarnos con valía y sin guardar la distancia, porque de
acuerdo a la calidad de la comunicación que mantengamos con otra persona, dentro
de un grupo o en una empresa, así será la calidad de la relación que vamos
obtener. En fin, si nos detenemos a pensar, aunque sea un minuto en la vida, “todas
las personas que consiguen un éxito sólido y un respeto duradero (ya sea en el
campo laborar, empresarial o familiar) saben comunicar con efectividad sus
ideas, propósitos y emociones.
Viendo la comunicación como parte esencial para el
desarrollo de las personas y las empresas, convenimos con la reflexión de Barelson,
cuando pensando en grande dijo (1948) que "ciertos tipos de asuntos
presentados a ciertos tipos de personas producen cierto tipo de efectos",
seguido por Klapper que fue diestro al señalar que "la comunicación no
constituye normalmente causa necesaria y suficiente de efectos sobre el
público, sino que actúa dentro y a través de un conjunto de factores e influencias
sociales y del entorno del individuo o de la masa social".
Un factor de importancia en la comunicación, además de
la motivación, es que las partes estén interesadas en escuchar y sentirse con igual
derecho de expresarse y ser escuchado, visto que no siempre se escucha, sino
que se oye y cuando solo se oye se distorsiona el mensaje y lo subliminal
desaparece, provocando malos entendidos entre las partes, debido a que se grabó
en la mente fuera del contexto relacionado.
La comunicación es un medio aplicable entre todas las ramas y un pilar de efectividad, respeto y bienestar, por lo que, si nos concentramos en analizar y poner en práctica los conceptos sapienciales de quienes rodean nuestro entorno y servirá cómo un código de conducta que nos creará alternativas de mejora continua.
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