Tanto el agua del interior de la Tierra como el de dentro del manto de
la Luna provienen de meteoritos primitivos, según una nueva investigación que
plantea nuevas preguntas sobre el proceso por el que se formó la Luna, que
hasta ahora se creía que nació completamente seca a partir de un disco de
escombros producido cuando un objeto gigante golpeó la Tierra hace 4.500
millones de años.
Se han planteado nuevas preguntas sobre el proceso
por el que se formó la Luna, sin embargo, gracias al estudio de la
NASA y una nueva investigación de muestras de las misiones Apolo, se ha
demostrado que la Luna tiene agua en su superficie y por debajo y que, además,
ha estado allí todo el tiempo y proviene de la misma fuente que la de la
Tierra. "La explicación más simple para lo que hemos encontrado es que no
había agua en la proto-Tierra en el momento del impacto gigante. Parte de este
agua sobrevivió al impacto y eso es lo que vemos en la Luna", explicó,
Alberto Saal, autor principal del estudio.
Para este estudio, los investigadores se sirvieron de las inclusiones
de fusión, pequeños puntos de vidrio volcánico en cristales llamados olivino,
extraídos por el Apolo, de las que analizaron la composición isotópica del
hidrógeno para determinar la cantidad de deuterio que poseen. Este isótopo del
hidrógeno permite calcular la distancia a la que las cosas se formaron del Sol,
ya que, a mayor distancia, mayor cantidad aparece.
Saal y sus colegas encontraron una proporción de deuterio e hidrógeno
en las inclusiones de fusión relativamente baja, similares a la de algunos de
los objetos más antiguos del Sistema Solar. Eso significa que el origen de la
Luna estaría en meteoritos primitivos, y no en cometas, como apuntaban algunos
científicos.
Según las últimas investigaciones, el 98% del agua de la Tierra
también proviene de meteoritos primitivos. Esto sugiere que el agua de la
Tierra y el de la Luna comparten su fuente y, la manera más fácil de
explicarlo, según Erik Hauri, coautor del estudio, publicado por Science
Express, es que ya estaba presente en la Tierra primitiva y fue trasladada a la
Luna.
No obstante, los científicos deberán seguir investigando para
determinar cómo el agua podría haber aguantado un choque tan violento como el
que se cree que propició el nacimiento de la Luna. "El impacto de alguna
manera no hizo que todo el agua se perdiera. Pero no sabemos cuál fue ese
proceso", reconoce Saal.
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