Los obispos católicos emitieron
su carta pastoral con motivo del Día de la Virgen de la Altagracia
![]() |
Los Obispos se pronunciaron contra la corrupción pública y privada |
SANTO
DOMINGO.-
Los obispos católicos de la República Dominicana llamaron la atención este
miércoles por el deterioro familiar y el incremento en el país de la
delincuencia, la inseguridad, el narcotráfico y la criminalidad galopante.
También se pronunciaron en contra
de la corrupción pública y privada, el incremento de los juegos de azar y del
consumo de bebidas alcohólicas, la mentalidad “individualista, la búsqueda del dinero fácil y el consumismo.
Los obispos, agrupados en la
Conferencia del Episcopado Dominicano, se refieren a es tos males en una carta
pastoral que emitieron con motivo de celebrarse el próximo 21 de enero el Día
de la Virgen de la Altagracia.
Un
resumen de la Carta
"El 11 de octubre del 2012
el Papa Benedicto XVI inauguró el Año de la fe, que concluirá con la fiesta
solemne de Cristo Rey, el 24 de noviembre del 2013.
La fe de la que nos habla el Papa
es la fe cristiana, que no es creer idea o doctrina, sino aceptar y seguir a la
persona de Jesucristo, que nos dice muy a menudo “crean en mí”. Es la fe que
nos pone en contacto y nos compromete con la vida familiar, social, política,
económica, cultural y religiosa. Es la fe como combate contra lo que oprime y
esclaviza; la fe que nos da razones para seguir amando y sirviendo a los demás.
Este año de la fe es una buena
oportunidad para que todos los cristianos y los hombres y mujeres de buena
voluntad, nos detengamos, reflexionemos y miremos el rumbo de nuestra vida y el
de la sociedad, con sus luces y sombras, para que hagamos “una auténtica y
renovada conversión al Señor”.
La Fe en
el Antiguo Testamento
Para alcanzar ese propósito,
tenemos que contar con la experiencia del pasado que encontramos en las
Sagradas Escrituras. Pensemos en la experiencia de fe que encontramos en
Abrahán, para quien la fe es creer y esperar contra toda esperanza; que
significa, confiar y esperar.
Cuando analizamos la fe del
Antiguo Testamento, deberíamos tener presente que la Palabra de Dios contiene
un mensaje para nosotros; de ahí que debemos entender que Abrahán, Moisés,
David, y otros, están referidos a cada uno de nosotros, a quien el Señor, hoy,
nos dice y nos invita “a salir de” para “entrar en”, es decir, salir de nuestro
odio para entrar en el amor, salir de la esclavitud para entrar en la libertad,
salir del pecado para entrar en la gracia, salir del individualismo para entrar
en la generosidad.
La Fe en
el Nuevo Testamento
La fe que nos proporcionan los
Evangelios es el seguimiento a Jesús, el cual nos exige dejarlo todo; amar más
a Cristo que a la propia vida, es un tomar la cruz de cada día; en fin, es
llegar a una comunidad de vida y de destino con Él. La fe en el Nuevo
Testamento la podemos resumir o sintetizar diciendo con san Pablo que: “han
sido salvados por la gracia mediante la fe; y esto no viene de ustedes, sino
que es un don de Dios” (Ef 2, 8-9), que eleva al ser humano a participar de la
vida de Dios y a poseer la vida eterna. El modelo de esta actitud de fe lo
encontramos en la Virgen María: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí
según tu palabra” (Lc 1,38).
La fe desde el punto de vista
teológico es un don de Dios, un regalo de la Providencia Divina, que como todo
don, hay que pedirla y cuando la aceptamos tenemos que convertirla en una fe
virtuosa, es decir, debemos dar fruto de conversión, lo que equivale a decir:
renovar nuestra mente y nuestro corazón, y convertirnos así en criaturas
nuevas.
Hoy más que nunca crece la
conciencia de la necesidad de hacer una experiencia de Jesús y a la vez formar
las pequeñas comunidades, para que de ese modo vayamos viviendo una fe más
comprometida con los hermanos y junto a ellos podamos enfrentar los problemas y
desafíos que se nos puedan presentar.
La Fe y
el compromiso
La fe es también un compromiso de
servicio a nuestros hermanos. Esa fe tiene que iluminar las distintas
dimensiones donde se mueve y se desarrolla el hombre y la mujer: la dimensión
social, política, económica, cultural y religiosa, para ayudarle a ser más.
Acerquémonos a la postura de Jesús en el momento en que tuvo que enfrentar la
situación que crearon las élites sociales en ese tiempo, los cuales se creían
mejores que los demás y se hacían llamar puros o santos, debido a que ellos
controlaban el poder político, social, económico y religioso; con su actitud de
arrogancia despreciaban a los demás, en especial, a los más pobres, a los
analfabetos, leprosos, a los sin status, a los que ellos llamaban los impuros.
Frente a esa actitud de los
grupos de poder, Jesús no se une a ninguno de ellos sino que se dirige a todo
Israel: a judíos y paganos, a los hombres y mujeres, a los libres y esclavos.
Se acerca a los pobres, les ofrece su amor y les muestra la paternidad de Dios;
pero también se acerca a los ricos y les enseña su justicia; a todos los llama
a ser hermanos y a amarse sin límites. Él propone una manera nueva de vivir la
religión. Nos propone vivir como única norma la Ley del Amor, incluso hasta a
los enemigos. Lo más importante de todo es que en Jesús había coherencia entre
lo que decía y lo que hacía.
Hoy tenemos los mismos ciegos,
sordos, leprosos y tullidos por miles, que necesitan la mano amiga del Señor y
de sus discípulos que les ayude a ver, a oír, a curarse y a caminar. También
hoy tenemos los mismos fariseos, hipócritas que sólo sirven para criticar,
engañar y mentir; y esos necesitan la voz firme del Señor y de sus discípulos
que les diga “sepulcros blanqueados”, “¡serpientes, raza de víboras!”, que sólo
sirven para aparentar y simular, y no son capaces de prestar su ayuda y
colaboración a los demás.
La Fe y
los Desafíos
¿Cómo vivir hoy nuestra fe en
esta situación que ahora nos toca enfrentar?, ¿Qué o cuáles cosas debemos
aprender del Maestro, para iluminar los desafíos que se nos presentan?, ¿Cómo
hacer frente, desde la fe, al deterioro familiar, a la delincuencia, a la
inseguridad, al narcotráfico, a la criminalidad galopante, a la corrupción
pública y privada, al incremento de los juegos de azar y de las bebidas
alcohólicas, a la mentalidad individualista, al afán de tener a como dé lugar,
a la búsqueda del dinero fácil y al consumismo?
¿A dónde fueron a parar los
valores éticos y morales?, ¿Qué significado tienen hoy la palabra dada, la
paternidad y la maternidad responsable?, ¿Qué significa hoy la seriedad y el
servicio, el respeto a los demás, el cumplimiento del deber, la tolerancia y la
búsqueda del bien común?, ¿Cómo hacer frente desde la fe a los grandes desafíos
que nos señala el Documento de Aparecida o la Nueva Evangelización, como lo es
“el individualismo, responsable del relativismo ético y la crisis de la
familia”?
Esos cambios culturales van
produciendo actitudes y comportamientos que van desde el individualismo, que
debilita los vínculos comunitarios, hasta la “dictadura del relativismo”, del
que nos habla el Papa Benedicto XVI, que va llevando a muchos a una cultura de
consumismo rampante como norma de vida; a un afán de dinero y de las cosas, sin
importar el medio para lograrlo, lo que comporta un apegarse a la tierra y un
postergar la dimensión sobrenatural; a una mentalidad hedonista y del mínimo
esfuerzo, que debilita la búsqueda de ideales nobles y la fraternidad. Hay
además, un pluralismo cultural, ideológico y de opiniones, que unido a la
movilidad humana y a la mundialización, tiende a incrementar las injusticias,
la corrupción política y la inversión de valores. Igualmente el impacto que
todo eso tiene en el ámbito familiar, con la consabida consecuencia de
convertirse en caldo de cultivo para la delincuencia que lleva a la sociedad a
un verdadero desequilibrio.
El Documento de Aparecida
sintetiza todo eso diciéndonos que “el impacto dominante de los ídolos del
poder, de la riqueza y del placer efímero, se han transformado y han ido
imponiendo un estilo de ser y de vivir contrario a la naturaleza y a la
dignidad del hombre por encima del valor de la persona”. Nos decía el Beato
Juan Pablo II que los cristianos de América Latina tienen que revisar todos los
ambientes y dimensiones de la vida, especialmente, todo lo que pertenece al
orden social y a la obtención del bien común. El Papa Benedicto XVI afirma: “el
orden justo de la sociedad y del Estado es la tarea principal de la política y
no de la Iglesia; pero la Iglesia no puede ni debe quedarse al margen en la
lucha por la justicia”
La Fe y
la Actitud Espiritual
Para hacerle frente a esos
desafíos, debemos acercarnos desde nuestra fe a la persona de Jesucristo, quien
es el Evangelio viviente del Padre, para hacer una experiencia con Él y a la
vez aprender de su modo de ser y de su actitud ante las personas y los
acontecimientos.
Una comunidad cristiana que
celebra la Eucaristía, no debe anidar en su corazón ambición, deseo de poder y
de dominación, ni mucho menos dejarse envolver en cuestión de prestigio y de
espíritu de grandeza. Aprendamos de Jesús la actitud que nos enseña frente a
las personas que necesitan cambiar su vida y su comportamiento negativo, como
fueron los casos del usurero Zaqueo, Leví o Mateo. Debemos aprender desde
nuestra fe el modo cómo Jesús perdona a la mujer adúltera; a elogiar como lo
hace ante el desprendimiento de la viuda. Aprender además, el modo cómo acoge a
los niños; la compasión que siente por los enfermos, como el caso del ciego
Bartimeo.
Pero también es firme ante
Pilato; es libre ante el juicio ajeno y sabe desenmascarar la hipocresía de los
escribas y fariseos. Pero también supo ir a la conciencia de aquellos que no
quisieron comprometerse, como fue el caso de Pilato, o el caso de Herodes.
Líneas
de Acción
La Iglesia con sus agentes de
pastoral, tiene la responsabilidad de formar a los cristianos y sensibilizarlos
sobre la justicia social, el bien común, el desarrollo integral, la economía
solidaria, la ética cristiana, el gasto social, la dignidad humana y la cultura
de la responsabilidad, que son elementos fundamentales de la fe cristiana. Eso
significa insertarse en los grandes areópagos donde se hace la cultura, como es
el mundo de las comunicaciones, el desarrollo y la promoción de la mujer; la
ecología y la protección de la naturaleza; formando pensadores y evangelizando
a los empresarios, a los políticos, a los comunicadores, a los hombres y
mujeres del mundo del trabajo y a los líderes comunitarios.
En este año de la fe, de cara a
tanta violencia intrafamiliar, queremos exhortarles, desde lo más profundo de
nuestro ser, a los hombres y mujeres de buena voluntad, acoger en sus corazones
la Palabra de Dios, la cual nos invita a constituir familias sanas, llenas de
amor, comprensión, respeto y perdón. En este mes en el que celebramos la
presencia de la Virgen María entre nosotros, queremos resaltar la figura de la
mujer y exhortar a los hombres a valorar, apreciar y respetar a nuestras
mujeres, las cuales son nuestras esposas, hijas, hermanas, madres, tías,
primas, abuelas; nuestras mujeres que son trabajadoras, luchadoras,
emprendedoras y comprometidas con los valores. Volvamos la mirada a Dios que
nos regala la fe como un don, fe que nos empuja hacia la búsqueda y vivencia de
actitudes que consolidan la convivencia familiar.
Exhortamos también a todos los
hombres y mujeres de buena voluntad, y muy especialmente, a los fieles de
nuestra Iglesia Católica a que aprovechemos este año de la fe para profundizar
en el conocimiento de las verdades de nuestro credo, a rezarlo en familia, y a
celebrar y proclamar nuestra fe en todo momento. El lema del año del Plan
Nacional de Pastoral, el cual reza: “Con fe y fraternidad construimos la
comunidad”, nos invita a edificar y desarrollar comunidades y familias
fraternas y sólidas en la fe.
Que la Virgen María de la
Altagracia… nos ayude a mantener la fe en superar nuestras necesidades
económicas, fe en que podemos salir de la pobreza extrema, fe en que podemos
vivir la justicia y la caridad para alcanzar todos juntos un mejor bienestar de
vida.
Santo Domingo 21 de enero del año
2013, fiesta de Nuestra Señora de la Altagracia".
Publicar un comentario
AVISO: Su publicación no es inmediata, los comentarios están sujetos a moderacion gracias