La respuesta será importante no sólo porque es posible
que Rousseff busque su reelección en 2014, sino porque los mercados quieren
saber qué ocurre realmente con la mayor economía latinoamericana. "Es un
año clave para mostrar si el bajo crecimiento económico que experimentó el país
en los últimos años derivó del escenario externo o si hay problemas
estructurales que no permiten al país crecer", dijo Luciano Rostagno,
estratega jefe del banco WestLB de Brasil, a BBC Mundo.
¿Recuperación?
La economía brasileña ha tenido un frenazo repentino
desde que Rousseff asumió la presidencia en enero de 2011 tras el gobierno de
su mentor político, el popular Luiz Inácio Lula da Silva.
El PIB de Brasil pasó de crecer 7,5% en 2010 a 2,7% el año pasado.
La previsión oficial para 2012 es que la expansión sea de apenas 1%, anunció el
Banco Central (BC) hace unos días en su tercera revisión a la baja este año.
El gobierno cree de todas formas que Brasil comenzará a
recuperarse el año entrante, con un crecimiento que estima llegará a 4% en 2013
y a 5% en 2014, cuando el país será sede del Mundial de fútbol, sin embargo,
economistas del sector privado son menos optimistas. Rostagno, como otros
analistas, trabaja con proyecciones medio punto por debajo de las oficiales
para 2013 y 2014.
"Problemas estructurales"
Para
lograr la reactivación, el gobierno de Rousseff apostó a bajar las tasas de
interés, los impuestos para el sector industrial y el valor del real frente al
dólar, de modo de abaratar las exportaciones. Hace pocos días anunció la
concesión a privados de los aeropuertos de Río de Janeiro y Belo Horizonte,
además, busca atraer inversores, no sólo para explotar las reservas de petróleo
bajo la plataforma continental brasileña, sino para modernizar la infraestructura
con asociaciones público-privadas en aeropuertos, puertos, carreteras y vías
férreas. Hace unos días anunció la concesión a privados de los aeropuertos de
Río de Janeiro y Belo Horizonte para septiembre.
En febrero ya había hecho lo
propio con dos terminales aéreas de Sao Paulo y la de Brasilia, pero los
observadores advierten que los resultados de medidas así tardan en verse.
"La cuestión es que algunos de los problemas
estructurales, como la baja calificación de mano de obra, alta carga tributaria
o infraestructura deficiente no se logran resolver en un año", dijo
Rostagno.
Tres variables. Muchos creen que la
suerte política de Rousseff estará atada a sus logros económicos en el año
entrante.
"Si la economía no se recupera en 2013, eso puede
afectar su popularidad y aprobación", dijo David Fleischer, profesor
emérito de Ciencia Política en la Universidad de Brasilia, en diálogo con BBC
Mundo. Agregó que el escenario dependerá básicamente de tres variables: la
inflación, la creación de empleos y los salarios.
Por ahora, Rousseff parece tener las tres bajo control.
Según el BC, la inflación brasileña en 2012 será de 5,7%,
apenas por encima del 5,2% previsto. La tasa de desempleo fue en noviembre de
4,9%, récord mínimo para el mes. Y el consumo de las familias crece, aunque
menos que antes. "Por ahora ese impacto negativo no ocurrió, pero es
posible que ocurra porque todo eso depende del crecimiento del PIB", dijo
Fleischer.
Año preelectoral. El gobierno de Rousseff
mantiene una tasa de aprobación de 62%, de acuerdo a mediciones divulgadas a
mitad de diciembre por las encuestadoras CNI/Ibope y Datafolha. Según esta última, se trata del mejor
resultado obtenido desde 1992 por un presidente brasileño dos años después de
empezar su primer mandato.
Y el índice de popularidad de Rousseff es aún mayor: 73%.
Alberto Almeida, un experto en opinión pública del Instituto Análise, con sede
en Sao Paulo, señaló que su popularidad es un reflejo del aumento de la renta
real de la población brasileña, por encima del PIB.
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