Suelen ser jóvenes ultraortodoxos, ultranacionalistas, que viven en colonias judías consideradas ilegales, establecidas más allá de los ya polémicos asentamientos en territorio palestino.
Su radicalización extrema sigue los ideales religiosos sionistas, que abogan por la eliminación del estado moderno de Israel para reemplazarlo por un "Reino de Israel" guiado por las leyes del Torá.
Y no es una filosofía pasiva: frecuentemente se les ve resistiendo violentamente el desalojo y destrucción de sus asentamientos ilegales por soldados bajo orden del gobierno.
Su militancia los lleva además a realizar lo que llaman "ataques a precio de cobro", actos de vandalismo y violencia en represalia contra quienes ellos ven contrarios a sus aspiraciones.
Sus víctimas incluyen bienes y personas palestinas, cristianos, árabes, israelíes de izquierda y la policía y el ejército.
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