Cuando el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció en noviembre sus acciones unilaterales para evitar la deportación de unos cuatro millones de indocumentados, muchos hispanos salieron a las calles a celebrar.
Pero lejos de Washington también hay quienes tienen miedo de "salir de las sombras", como le gusta decir al presidente, para postular a las medidas.
La razón es que muchos no quieren que las autoridades obtengan sus datos personales para un programa que es de carácter temporal y puede ser revocado por el siguiente mandatario
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