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Barack Obama vincula la seguridad nacional a lograr un acuerdo sobre el déficit

Si no se llega a un acuerdo antes del 1 de marzo, se producirá una drástica reducción del gasto en programas sociales y de defensa


Superado el abismo fiscal in extremis el primer día de este año retrasándolo dos meses, el presidente se enfrenta ahora a lo inevitable: su segunda parte. Hoy ha comenzado una cuenta atrás de diez días hasta el próximo 1 de marzo, fecha en la que si no se llega a un acuerdo en el Capitolio sobre cómo financiar el gasto debe de entrar en vigor el mecanismo conocido como sequester y que básicamente consiste en una reducción drástica del gasto en programas sociales y de defensa por valor de 1,2 billones de dólares en los próximos diez años —empezando ya por un tijeretazo de 85.000—.

Hablando desde la Casa Blanca y rodeado por bomberos y personal de las fuerzas del orden y primeros auxilios —grupo que, según la Casa Blanca, se vería muy afectado por el sequester—, Barack Obama ha presionado a los legisladores republicanos para que lleguen a un acuerdo con los demócratas para evitar unos recortes que “no ayudarán a la economía”. “No crearán trabajos, harán lo contrario a lo que queremos”, ha enfatizado el presidente, quien aterrizó en la noche del lunes en Washington tras tres días de descanso en Florida aprovechando el largo fin de semana de President´s Day —con fuertes críticas por parte del cuerpo de prensa por la nula accesibilidad que ha tenido a él en esos días—.

Obama ha comparado la maniobra que el Congreso se dispone a efectuar el próximo día 1 con la imagen gráfica de lo que hace el afilado cuchillo de un carnicero. “Estos recortes no son inteligentes, no son justos”, ha declarado Obama al insistir en que la gente perderá sus puestos de trabajo. La aproximación cuchillo de carnicero supondrá sobre todo el despido de profesores; recortes en el sistema del control aéreo de los aeropuertos; vacaciones forzosas —sin paga— a miembros de agencias de seguridad como el FBI; cierre de casos federales con la puesta en la calle de supuestos criminales; y la puesta en peligro de la seguridad nacional, ya que la mitad de los recortes corresponden a Defensa.

De momento, y según ha dejado saber el presidente, la sola amenaza de estos recortes ya ha impedido el traslado de un portaaviones al Golfo Pérsico. “Como nuestros líderes militares han dejado claro, cambios como este —que no han sido meditados a fondo— afectan y reducen nuestra capacidad de responder a amenazas”.

La sola amenaza de estos recortes ya ha impedido el traslado de un portaaviones al Golfo Pérsico.

Obama ha propuesto evitar esos salvajes recortes con una reforma del sistema de recaudación impositivo que contribuya a la reducción del déficit sin impedir el desarrollo de programas de financiación pública —como el Medicare y el Medicaid, la ayuda sanitaria a los mayores y a los más desfavorecidos—. El presidente ha insistido en que la solución a la situación actual pasa por la reforma del sistema de recaudación de impuestos, cuyos errores y mal diseño permiten a los más ricos evitar pagar cuotas más altas mientras que es la clase media la que hace una mayor aportación al gasto público.

Así las cosas, es bastante probable que el temido sequester entre en vigor el próximo 1 de marzo. En estos momentos, el Congreso se encuentra de vacaciones y las sesiones no se retoman hasta el próximo lunes. Pero también puede suceder que ambas cámaras lleguen a un acuerdo para retrasarlo, como sucedió el 1 de enero cuando se llegó al acuerdo para evitar el abismo fiscal. Cabe recordar que la actual situación viene heredada del enfrentamiento que sufrió la Casa Blanca y la Cámara de Representantes en agosto del año 2011, cuando el déficit amenazó con bloquear el funcionamiento del país.

Entonces se llegó a un pacto que lo que hizo básicamente fue aplazar un acuerdo definitivo sobre los impuestos y el presupuesto de programas federales hasta después de las elecciones del pasado noviembre esperando que los comicios fueran un refrendo para las políticas demócratas —subida de impuestos a los más ricos— si era reelegido Obama o las republicanas si llegaba a la Casa Blanca el candidato conservador. El sequester forma parte de la Ley de Control Presupuestario que el presidente firmó en 2011 y que establece que, si el Congreso es incapaz de llegar a un acuerdo para reducir el déficit, se aplicará de manera automática y a lo largo de 10 años una serie de recortes del gasto público por un total de 1,2 billones de dólares.
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