Por VIRGEN OVALLES
decaraalsol.net
La
mediocridad es el reflejo de la falta de humildad, formación familiar y, más
bien, la ausencia de la ética profesional, que el ser humano por no poseer o
adquirir esas cualidades, actúa como
uno más del montón, mejor dicho, ocupa un espacio en este mundo de personas
ignorantes que se hacen llamar “Profesionales Académicos”, sin tener la más
mínima idea, que la verdadera profesión se obtiene bajo la tutela de mamá, papá
y llevarla a la práctica del diario vivir.
Es
tan penoso, ver y escuchar personas gritar por todos los vientos “soy fulano de
tal”, porque la mezquindad que le rodea
junto al “cargo” que ocupa, están por encima de lo que son y lo que pueden
ofrecer para que un país pueda salir hacia delante, pero no, son tan pequeño,
que no pueden dar más de lo que el “puesto o cargo” que desempeña lo amerita.
Asumir
lugares que no le corresponde, imponer e inclusive caminar por encima de lo que
no puede pisar, se infla hasta el punto de hacerle entender a todos a su
alrededor, “que es invencible”, porque el árbol que le sostiene es “potente”,
“para buen entendedor, pocas palabras bastan”, -el poder está por encima de la
capacidad de una persona-, al menos, en esta nación, pero el incapaz siempre lo
será aunque se vista de diamante.
Un
país que no lleva a cabo los buenos valores humanos, y permita que personas, en vez de servir con
el ejemplo, usen la humillación, la arrogancia, la mediocridad y, sobre todo,
imponer el terror dictatorial, será siempre el clavo de su propio martillo.
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