Por VIRGEN OVALLES
decaraalsol.net

Es
tan penoso, ver y escuchar personas gritar por todos los vientos “soy fulano de
tal”, porque la mezquindad que le rodea
junto al “cargo” que ocupa, están por encima de lo que son y lo que pueden
ofrecer para que un país pueda salir hacia delante, pero no, son tan pequeño,
que no pueden dar más de lo que el “puesto o cargo” que desempeña lo amerita.
Asumir
lugares que no le corresponde, imponer e inclusive caminar por encima de lo que
no puede pisar, se infla hasta el punto de hacerle entender a todos a su
alrededor, “que es invencible”, porque el árbol que le sostiene es “potente”,
“para buen entendedor, pocas palabras bastan”, -el poder está por encima de la
capacidad de una persona-, al menos, en esta nación, pero el incapaz siempre lo
será aunque se vista de diamante.
Un
país que no lleva a cabo los buenos valores humanos, y permita que personas, en vez de servir con
el ejemplo, usen la humillación, la arrogancia, la mediocridad y, sobre todo,
imponer el terror dictatorial, será siempre el clavo de su propio martillo.
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