Uno de cada cinco cánceres hallados gracias a este método no es un peligro para la mujer y no requiere tratamiento, concluye. La investigación, elaborada en Canadá, es de las más meticulosas y amplias realizadas hasta este momento a este respecto
Expertos en
tratamientos del cáncer llevan tiempo planteando en sus investigaciones si el
hecho de que una mujer a edad temprana se someta a revisiones periódicas que incluyan mamografía puede reducir el número de
fallecimientos por cáncer de mama, ya que permitiría el tratamiento en una etapa muy precoz. Un último
estudio, de los más meticulosos y amplios hechos hasta ahora y publicado ayer martes
en el The British Medical Journal, plantea nuevas dudas sobre la eficacia de este método preventivo que se
aplica desde hace 30 años.
“Las
mamografías no reducen la mortalidad por cáncer de pecho más de lo que lo hacen
las exploraciones físicas o el cuidado, y tampoco son una ventaja a la hora de
detectar un cáncer de mama, que es tan pequeño, que casi no se puede sentir al
tacto", explica.
"Además,
uno de cada cinco tumores malignos hallados gracias a una mamografía no es un
peligro para la mujer y no requería tratamiento -ni radioterapia, ni cirugía,
ni quimioterapia-”, explica la investigación elaborada por expertos de la
Universidad de Toronto. El objetivo de la misma fue que miles de mujeres
canadienses se sometieran a mamografías frecuentes -por lo menos, una por año-
y a exámenes de mama realizados por expertos o por ellas mismas.
Estos resultados, según explica The New York Times, tienen una consecuencia mayor; un debate que
enfrenta a aquellos que creen que las mamografías salvan vidas y los que son de
la idea, cada vez más creciente, de que este método es ineficaz. “Además,
durante el tiempo de estudio se produjeron las mismas muertes entre aquellas
que se sometieron a esta prueba y las que no”, explica el documento, basado en
una muestra de 90.000 mujeres analizadas durante 25 años.
Este tiempo
permitió a los investigadores, por primera vez, calcular la cantidad exacta de
sobrediagnósticos y ser conscientes de su peligro, encontrando que muchos de
los cánceres no necesitaban ser tratados, pero lo fueron. Exactamente, una de
cada 424 mujeres que se sometieron a una mamografía para este estudio fue
víctima de un sobrediagnóstico, según las conclusiones de los científicos.
En EE UU cada
año se realizan cerca de 37 millones de mamografías, a un coste medio de 100
dólares cada una, según el Centro de Prevención y Control de Enfermedades (CDC,
por sus siglas en inglés). Cerca de tres tercios de las mujeres de 40 años o
más se sometió a una en 2012.
La comunidad
científica ha valorado los resultados como rigurosos. Aunque no van a provocar
que “se produzca un cambio inmediato en el uso de este método preventivo, pero
sin duda desequilibra la balanza entre si es útil o no”. “Muchos de los tumores
malignos detectados en las mamografías crecen despacio, o nada, y no requieren
tratamiento”, continúan los autores. “Muchos se desintegran o desaparecen por
sí mismos. Cuando un cáncer es detectado es muy díficil determinar cuán
peligroso es y la norma es que los médicos los tratan todos”, concluyen
Desde la
Sociedad Americana de Cáncer aseguran que
revisarán los resultados obtenidos, “pero que la gente tiene que saber que
según varias investigaciones las mamografías reducen un 15% la incidencia de
fallecimientos en mujeres con 40 años y un 20%, entre aquellas que son
mayores”. “Esto significa, exactamente, la muerte de una mujer entre 1.000 de
las que empiezan a realizar estas pruebas a los 40 años; dos, a los 50 años, y
tres, en el caso de aquellas que tienen más de 60”, explica un experto, en el
mismo diario.
Por su parte,
los autores del estudio opinan que “las investigaciones anteriores que
concluyen que las mamografías ayudaban a las mujeres se hicieron antes de que
estuvieran al alcance medicamentos como el Tamoxifeno, cuya eficacia en el
tratamiento del cáncer de mama está ampliamente avalado”. Los expertos subrayan que estos resultados no pueden
extrapolarse a todos los países, pero
recomiendan a los Gobiernos que revisen sus programas de mamografías anuales.
Hasta el momento, tan solo Suiza se ha planteado poner en duda la eficacia de
este método.
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