Como si el escándalo por las acusaciones de espionaje estadounidense en Europa no fueran suficientes para enfriar la relación entre Estados Unidos y Alemania, ahora los dos países están enfrascados en un debate por sus políticas económicas.
En una crítica atípica por su tono y en un momento de altas tensiones diplomáticas, el Departamento del Tesoro en Washington publicó un reporte en el que asegura que el modelo de crecimiento alemán liderado por las exportaciones está afectando a la eurozona y al resto de la economía global.
Además, el documento califica de "anémico" el ritmo del crecimiento de la demanda interna en Alemania, la economía más grande de la eurozona y un país cuyo modelo económico había sido considerado un ejemplo incluso por influyentes políticos y economistas estadounidenses.
El informe, como era de esperarse, generó una amplia reacción en el país europeo.
El ministerio de Economía dijo que la crítica "es incomprensible" y representantes del sector exportador salieron en defensa de la competitividad alemana, mientras políticos opositores y organizaciones cercanas a los sindicatos aceptaron el argumento de Washington sobre la necesidad de desarrollar el mercado interno.
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