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El autor es Periodista y Relacionista Publico Vive en Bonao |
Por MARINO BAEZ
decaraalsol.net
Siendo
una provincia con más de treinta años (creada en 1983), Monseñor Nouel adolece
de los más acuciantes problemas, donde los frecuentes robos, la falta de agua,
energía eléctrica y el incremento del narcotráfico ocupan los primeros lugares,
sin dejar de mencionar la dejadez de las autoridades municipales, quienes
además de no recoger la basura, tampoco disponen de recursos para proyectar un
efectivo programa de bacheo de las calles que presentan un promiscuo
deterioro.
Las
personas que no pueden comprar un vehículo de cuatro o seis cilindros,
generalmente; y bajo sacrificio, adquieren una pasola que en el mercado local cuesta
entre RD$65,000 y RD$70,000, pero cuando se desplazan a su trabajo sienten el
temor de que se la roben, debido a que los ladrones están al acecho para
sustraerla de inmediato y en muchas ocasiones persiguen a sus propietarios para
quitársela bajo amenazas de muerte con armas de fuego.
El
incremento en el robo de pasolas, que se ha convertido en la principal
problemática de la población, a parte de la gran proliferación de puntos de
drogas en los barrios que bordean el municipio cabecera de la provincia
Monseñor Nouel, es que tanto los ladrones, como los narcos y vendedores hacen
sus negociaciones en complicidad con algunos miembros de la Policía Nacional.
Diseminados
en los barrios vulnerables y con mayor hacinamiento operan los más sofisticados
puntos de drogas, creando una situación de incertidumbre entre las familias que
trabajan a lomo partido para en el futuro ver sus hijos por el sendero del
progreso y la productividad, luego de cursar estudios primarios, secundarios y
universitarios bajo sacrificio, futuro que se torna incandescente.
Incandescente,
porque muchas veces, quienes incursionan en el maldito vicio del consumo y
venta de narcóticos prohibidos, los utilizan como mulas para deliberar
porciones de estupefacientes a través del carreteo en pasolas, muchas veces
financiadas por ineptos que se dedican al mismo negocio y en otras ocasiones,
medios de transporte que son robados a
humildes padres y madres de familias.
Esta camada
de problemas inalienables y que no llaman la atención de las autoridades tienen
efectos multiplicadores en la falta de iniciativas dirigidas a fomentar
programas de educación que coadyuven a fortalecer el desarrollo productivo de
la provincia, cuando en vez de crear estrategias para incrementar el empleo,
adversamos las inversiones extranjeras.
Haciendo
un análisis retrospectivo sobre el desarrollo de la provincia Monseñor Nouel,
luego de su fundación, reflexionamos con ímpetu negativo, porque a nuestro
entender y sin dejar de valorar los esfuerzos de algunos ciudadanos ligados a
la parafernalia política, pues sólo hemos progresado en el tendón dadivoso del
“toma lo tuyo y dame lo mío”, todo a cambio de un voto cada cuatro años para
poder forjarnos la corbata en el cuello y un luciente traje cargado de
demagogia que sólo proyecta luz en el desierto.
La
alcaldía municipal con su desborde de recursos mantiene una campaña mediática,
promoviendo a Bonao como “Una Ciudad Moderna”,
sin embargo, por las calles de la ciudad no se puede transitar tranquilo,
porque los tantos baches destruyen los vehículos, carecemos de un matadero y un
mercado público, adecuado, decente y
libre de contaminación, mientras en pleno centro del pueblo opera una gallera
que no se corresponde con una ciudad moderna, porque en la basura pululan todos
tipos de insectos y alimañas y el sonido de los bares y discotecas corroe la
audición y entorpece la tranquilidad de las familias.
Se
vislumbran visos de inestabilidad auditados por el subdesarrollo y de seguir
con el nublado ritmo que nos embarga, en vez de aumentar la friolera del
desarrollo, nuestra provincia vivirá sumergida en un letargo activado por la
delincuencia, falta de servicios e inversiones que en el fututo inmediato nos
convertirían en una ciudad avasallada por no tener visión para tomar
iniciativas de fortalecimiento continuo.
Ser
responsable es responder a los compromisos encomendados por las leyes,
haciéndose cargo de sus consecuencias, aprendiendo y asumiendo sus actos al más
alto nivel, bajo los parámetros fundamentalistas de la honestidad. Sólo con
propósitos visionarios se corrigen los actos que riñen las leyes y se
desarrollan los pueblos.
El autor es periodista
Reside en Bonao
Derechos reservados
Octubre 31, 2013
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