El fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder, anunció un cambio importante en la política penitenciaria a través de la reducción en el uso de sentencias obligatorias para algunos delitos relacionados con las drogas.
Los delincuentes no violentos que no tienen vínculos con el crimen organizado ya no serán acusados de delitos que conllevan lo que calificó como "sentencias mínimas obligatorias draconianas".
Holder dice que el encarcelamiento se ha multiplicado por ocho desde 1980, mientras que la población de los EE.UU. aumentó sólo en un tercio.Estas medidas fueron impuestas por el Congreso en la década de 1980, en una época de rápido aumento de las tasas de criminalidad. Las prisiones le cuestan a los contribuyentes estadounidenses unos US$80.000 millones al año.
Se estima que casi la mitad de todas las condenas en prisiones federales están relacionados con drogas, las que afectan a hombres afroestadounidenses e hispanos de manera desproporcionada.
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