Dolan fue
interrogado por los abogados de 500 personas que dicen haber sido víctimas de
clérigos de la Iglesia de Milwaukee, que encabezó entre 2002 y 2009
El arzobispo de Nueva York,
Timothy Dolan, uno de los candidatos al papado, fue interrogado este miércoles
por un caso de abusos sexuales en la archidiócesis de Milwaukee (Wisconsin),
que encabezó entre 2002 y 2009.
Dolan testificó durante tres horas ante los
abogados de los más de 500 demandantes que aseguran haber sido víctimas del
clero de Milwaukee. El abogado de la archidiócesis, Frank Lo Coco, ha explicado
que el interrogatorio buscaba comprobar si Dolan había intentado dar respuesta
a estas acusaciones de abusos sexuales.
El arzobispo Jerome Listecki, actual líder de
la Iglesia en Milwaukee, buscó en 2011 la protección por bancarrota, alegando
que esto era necesario para compensar a las víctimas de manera justa y asegurar
al mismo tiempo que siguiera operando la archidiócesis. Milwaukee es la octava
diócesis que inicia este procedimiento en Estados Unidos desde que en 2002
salió a la luz un escándalo por abusos sexuales en Boston.
El New York Times asegura que el cardenal
Roger Mahony, el antiguo arzobispo de Los Angeles, también testificará este
sábado acusado de encubrir a curas pederastas. Se espera que Dolan y él viajen
a Roma en los próximos días para participar en el cónclave encargado de elegir
al sucesor del papa Benedicto XVI, que sorprendió al mundo al anunciar su
renuncia el pasado 11 de febrero.
Dolan, de 62 años, es uno de los 10 candidatos
con más opciones de suceder a Benedicto XVI, según Reuters. El prelado se
convirtió en la voz del catolicismo en Estados Unidos tras ser designado
arzobispo de Nueva York en 2009, y su humor y su dinamismo han impresionado al
Vaticano.
El polémico Mahony se ha enfrentado a
numerosas críticas después de que la archidiócesis de Los Ángeles publicara a
comienzos de febrero un informe de más de 12.000 páginas que demuestra que
encubrió a 129 sacerdotes acusados de abusar de menores durante los años
ochenta. El cardenal los cambiaba de diócesis para ayudarlos a eludir la acción
de la justicia, y les recomendaba no acudir a psiquiatras por temor a que estos
avisaran a las autoridades.
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