SANTO DOMINGO.- Como era de esperar, la reunión del Comité Ejecutivo Nacional del
Partido Revolucionario Dominicano convocada por la facción de Miguel Vargas
Maldonado para ratificar las expulsiones de Hipólito Mejía y Andrés Bautista, y
otros temas “institucionales”, terminó en un violento enfrentamiento que
frustró la reunión, dejó varios heridos y causó considerables destrozos.
Desde esta madrugada, fuerzas policiales rodearon la casa nacional
perredeísta como sucedió el pasado día 9 cuando la facción de Vargas Maldonado
celebró un juicio disciplinario para consumar las expulsiones. Pero a
diferencia de esa ocasión, la policía se replegó y dejó a los militantes de uno
y otra bando dirimir entre ellos el conflicto.
Ayer sábado, Mejía celebró una rueda de prensa para anunciar
formalmente que asistiría hoy a la reunión convocada por Vargas, alegando que
encabezaría una “avanzada moral” contra un “grupito” que intenta destruir al
PRD y acusó directamente al ex presidente Leonel Fernández estar detrás de
violenta situación interna.
Como respuesta, presidente de la comisión de control y seguidor de
Vargas Maldonado, reiteró la advertencia de que Mejía ni ninguno de los
expulsados podría acercarse a la reunión y subrayó que mantendrían el orden “al
precio que sea”.
Desde muy tempranas horas de la mañana las inmediaciones del local del
PRD estaban copadas por vehículos de todo tipo, y por avenida Enrique Jiménez
Moya se veían decenas de perredeísta dirigiéndose hacia las carpas instaladas
para verificar si quienes se apersonaban al lugar eran o no miembros del CEN.
En un momento, poco después de las nueve, la verificación en las
listas se paralizó y se impidió a varias personas ingresar al local, lo que
desató la violencia que se prolongó por casi dos horas.
Disparos de armas largas, piedras y botellas lanzadas por los aires,
caracterizaron una trifulca que la policía contempló sin intervenir, pese a que
en un momento, cercano al anuncio de que Mejía se dirigía al local, fue
reforzada por miembros de los cuerpos élite.
Fue en esos momentos cuando se dispararon bombas lacrimógenas para
dispersar a la multitud. Mejía llegó en una yipeta y avanzó entre el humo de
las bombas, pero sin desmontarse del vehículo, cosa que haría varios minutos
después.
Rodeado de sus seguidores, llegó hasta la puerta del local de la
organización desde donde salud a la multitud que lo rodeaba. En ese momento,
Vargas Maldonado ni ninguno de sus seguidores se encontraban dentro, porque ya
se encontraba prácticamente controlado por la facción contraria.
Cerca de las once de la mañana, el lugar comenzó a despejarse. La
regidora en la boleta del PRD, Consuelo Despradel, habló con el comandante de
las tropas y acordó con él que un grupo de perredeístas limpiarían el local del
PRD de sus muchos destrozos.
Mejía y los dirigentes que lo acompañaron partieron luego hacia la
sede del Instituto José Francisco Peña Gómez, en la avenida Bolívar, donde
celebraban una reunión para decidir los siguientes pasos que darán en torno al
conflicto.
Mientras tanto, Vargas Maldonado y sus seguidores hacían lo propio en
un lugar que no se informó.
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