En balsas que bordean la costa del Océano Pacífico. A pie por brechas entre cerros, en caminatas que a veces superan 100 kilómetros. Escondidos en camiones de carga, en taxis o autobuses de pasajeros.
Es la forma como desde hace varios meses se mueven miles de migrantes centroamericanos que ingresan a México sin documentos migratorios.
Son quienes solían utilizar el tren carguero conocido como La Bestia, que debieron abandonar ante el endurecimiento de la vigilancia que aplica el gobierno mexicano en los estados de la frontera sur.
En su camino a Estados Unidos los migrantes han encontrado nuevas rutas, o usan otras que se encontraban en desuso.
Pero en todos los casos enfrentan un riesgo mayor al que tenían cuando utilizaban el ferrocarril, coinciden organizaciones civiles.
"Los están asaltando personas de la policía federal, también agentes de migración. Desde luego también delincuentes comunes, están pasando por todo eso ellos", le dice a BBC Mundo el sacerdote Alejandro Solalinde, fundador del albergue Hermanos en el Camino, en Ixtepec, Oaxaca.
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