Muchos hemos vivido esa situación: pasar una vergüenza en la oficina, enfrentarse a la posibilidad de que te despidan y tener que preguntarse cómo sobrevivir y progresar en la carrera. Estos dilemas de la vida laboral nunca son fáciles de transitar y fueron, precisamente, el tema que varios usuarios influyentes de la ley LinkedIn abordaron esta semana, desde cómo sobrevivir a la humillación en el trabajo hasta por qué puede ser beneficioso ser despedido.
Esto es lo que dos de ellos dijeron.
Sallie Krawcheck, ejecutiva financiera y expresidenta de Gestión de
Riquezas del Bank of America
"Recuerdo
cuando era una joven analista de investigaciones con apenas unos meses en el
trabajo y hablaba por micrófono en una reunión matutina. Estoy segura de que me
temblaba la voz, de que hablaba muy rápido y atropellaba las palabras",
señaló en un texto titulado "Cómo sobrevivir a la humillación en el
trabajo" ("How to Survive Humiliation at Work").
"Eso ya
era lo suficientemente embarazoso", escribió. "Pero un poco a mi
izquierda, en la primera fila, estaba sentado el analista más experimentado del
departamento… Y mientras yo hablaba, él se tapaba los ojos con su mano derecha,
dejaba caer su cabeza, la sacudía tristemente y suspiraba fuerte y de forma
dramática… durante todo el tiempo en que hablé".
Krawcheck no
califica el comportamiento de cruel, sino de mucho peor que eso. "Aún
después de todos estos años puedo sentir el escozor de esa humillación",
escribió. Al final, Krawcheck se armó de valor y fue a la oficina del analista
a preguntarle qué podía hacer ella para mejorar. Él la despachó de inmediato
diciendo que no era su jefe. "Y continuó con actuando igual cada vez que
yo hablaba en la reunión matutina".
Para sobrevivir a la humillación Krawcheck hizo varias cosas:
"Fui a la
oficina de mi jefe para que me diera su feedback, sin importar lo
doloroso que fuera. También pedí a los demás que hicieran comentarios sobre mi
desempeño. Pregunté cómo podía mejorar casi siempre que tuve la
oportunidad", escribió. "Seguí hablando en las reuniones matutinas.
No ignoré la desaprobación del 'analista' y, aún más importante, trabajé
increíblemente duro para lograr el éxito en mi trabajo".
No, no parecía
justo, señaló Krawcheck, "pero me ayudó a destacarme de la competencia… y
seguramente tuve éxito más rápidamente debido a esa experiencia".
Michelle Mastrobattista, directora de comunicaciones digitales de Solomon
McCown& Co
Unos años
después de que Michelle Mastrobattista terminara la universidad, recibió una
oferta laboral soñada: "ser la ejecutiva de cuentas de una agencia de
mercadeo de entretenimiento que trabajaba con grandes compañías como Fiji
water, Philips y Volkswagen". "Eso combinaba a la perfección mis intereses
en el mercadeo y el entretenimiento. Amaba ese trabajo", escribió en un
texto tiulado "Por qué todos deberían ser despedidos al menos una
vez" ("Why Everyone Should Be Laid Off at Least Once").
"Todo era
genial hasta que, un día, me despidieron", escribió. "Es el peor
sentimiento del mundo. Me sentí una fracasada. Para empeorar las cosas, mi jefe
tuvo que llevarme a casa porque ese día fui a trabajar con el auto de la
compañía. No tenía mis llaves y recuerdo que estaba sentada en la entrada de mi
casa llorando con una caja llena de mis pertenencias".
"Creo que
todos debemos ser despedidos al menos una vez en nuestra carrera. El lado
positivo de haber sido despedida fue que me obligó a dar el próximo paso y a
continuar aprendiendo". "Pero no todo estaba perdido", añadió
Mastrobattista. De hecho, fue algo bueno. "Creo que todos debemos ser
despedidos al menos una vez en nuestra carrera. El lado positivo de haber sido
despedida fue que me obligó a dar el próximo paso y a continuar aprendiendo".
Pronto,
Mastrobattista consiguió otro empleo. Si bien era en un puesto inferior al que
tenía, su jefe la dejaba hacer trabajo adicional y sus responsabilidades
crecieron. Después de varios trabajos, fundó el departamento de redes sociales
de un startup de mercadeo. "Finalmente
había hallado mi lugar", escribió. "Mi senda al éxito no se parecía
en nada a lo que había imaginado. Era una ondulante ruta llena de subidas y
bajadas que me ayudó a formarme como soy hoy en día. Lo importante es qué
obtienes de cada experiencia y cómo lo aplicas a cada cosa que haces".
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