Los
hombres de trabajo mueren a destiempo, muchas veces sin terminar las
estrategias programadas a corto plazo para poner fin a la trayectoria trazada
en busca de que pueda quedar en los anales de la historia positiva y a fin de
que las generaciones por venir puedan sacarle el mayor de los provechos a esas
frutas coloridas que pernoctaron con las podridas y nunca se dañaron, porque
siempre mantuvieron su madurez sin caer al basurero.
Con esa
tonalidad sapiencial nos atrevemos a definir los dotes del General Juan Ramón
de la Cruz Martinez, un militar de carrera que conocimos durante muchos años de
gestión y nunca descubrimos un acto que podamos decir afectara su moral y las
buenas costumbre, porque siempre se manejó con entrega y afecto a su familia,
sin llegar a cometer actos atropellantes, sino mas bien consensuados y acordes
con la institución representada en todos los escenarios.
En los
pocos años que duramos tratándonos, descubrimos en Juan Ramón de la Cruz
Martinez, un profesional afable que se manejó como aquel que se moja en una
isla rocosa, con mucho honor e independencia, lo que me lleva a recordar la
frase célebre de Napoleón, cuando decía que “ la mejor manera de vivir con
honor en este mundo, es ser lo que pretendemos ser”, a pesar de que en nuestra
sociedad algunos piensan diferente y a merced de sus intereses personales,
claro si lo vemos desde un punto de vista moral.
Con la muerte
del General de Brigadas, Juan Ramón de
la Cruz Martinez, la Policia Nacional, la provincia Monseñor Nouel y el país acaban
de perder a un militar y amigo que actuaba con cualidad moral, de acuerdo con
las normas establecidas por las leyes dominicanas, cordura, de forma justa y apegado
la verdad.
Juan
Ramón de la Cruz Martinez, puso control absoluto a la violencia, el ruido en
las calles, los robos, el manejo de vehículos sin las documentaciones correspondientes
y en contra de los propietarios de bares y discotecas que permiten la asistencia
de menores y el consumo de bebidas alcohólicas en dichos antros de corrupción, además de compenetrarse
con todos los sectores de la provincia Monseñor Nouel, sin tomar en consideración
color de partido y composición social.
Durante
su gestión como Director del Comando Regional Cibao Sur de Bonao, provincia Monseñor
Nouel, el militar desarrolló diversos encuentros con las Juntas de Vecinos, a
fin de concientizar a los padres de familias para enrumbar a sus hijos por el
camino del bien y la mejora continua.
Los
escenarios de mayor envergadura tienen su efecto en los encuentros realizados
en las escuelas públicas y colegios privados, donde con las notas del himno
nacional subía la bandera y luego dictaba charlas sobre “Seguridad Ciudadana” y
motivaba a los estudiantes a cumplir con
sus deberes.
Este
militar tenía la virtud de que compartía y se manejaba con todos los públicos y
escuchaba las inquietudes de los sectores mas depauperados para contribuir a solucionarle
sus problemas, sin esperar que les sirvieran directa e indirectamente, mediante
visita a su despacho, sino que
personalmente se dirigía al lugar y servía de mentor y mediador.
En conversación
con Juan Ramón de la Cruz Martinez, me manifestó que él se consideraba un hijo de Bonao y que su deseo era salir
pensionado desde dicha provincia, porque
la gente le daba mucho cariño y sentía ese pueblo como su ciudad natal, donde tenía
muchos amigos.
La
esperanza está cifrada en que el jefe de la Policia Nacional, general Castro
Castillo, designe a un incumbente policial en Bonao, que no se confabule con
los delincuentes, narcotraficantes y otras personas que contribuyen a desestabilizar
el orden, la paz y la tranquilidad en la provincia, antes de la presente gestión
policial. Al general Juan Ramón de la Cruz Martinez le faltó un largo camino por
recorrer y que para bien de la sociedad nouelense debe ser continuado.
El autor
es periodista
Vive en
Bonao
Enero
13, 2014
Publicar un comentario
AVISO: Su publicación no es inmediata, los comentarios están sujetos a moderacion gracias