En 2012, el bielorruso Vitali
Nevski y el ruso Artyom Novichonok descubrieron un cometa llamado C/2012 S1,
que se dirige hacia el Sol procedente de algún lugar entre las órbitas de
Júpiter y de Saturno.
Según las previsiones de los astrónomos, a finales de
noviembre de 2013 pasará muy cerca de nuestra estrella y alcanzará un brillo de
magnitud 11,6, equivalente al de la Luna llena, lo que podría hacerlo visible
durante el día a simple vista. Que un cometa sea visible en estas condiciones
es poco habitual: en los últimos 332 años ha sucedido únicamente 9 veces.
Los expertos predicen que el
cometa pasará a solo 1.866 millones de kilómetros del Sol cuando se encuentre
en su perihelio o momento de acercamiento máximo a la Tierra. El derretimiento
de enormes cantidades de hielo cometario hará que expulse grandes cantidades de
polvo y gas para formar una gigantesca cola. En caso de que el cometa ISON no
sea devorado ni consumido por el intenso calor del Sol, será visible hasta
enero de 2014.
Curiosamente, el cometa ISON
está siguiendo un camino muy similar al del famoso Gran Cometa de 1680, el
primero descubierto con ayuda de un telescopio y considerado uno de los más
espectaculares visto desde nuestro planeta hasta la fecha, que fue observado
por el mismísimo Newton.
Los cometas como ISON son
«bolas de nieve sucia» que habitan en los confines del Sistema Solar en una
gigantesca envoltura compuesta por la Nube de Oort y el Cinturón de Kuiper, que
probablemente se formaron, junto al resto de nuestro Sistema Solar, hace unos
4.500 millones de años. De vez en cuando choques entre ellos o el «tirón
gravitatorio» de una estrella cercana son capaces de "arrancarlos" de
su nube precipitándolos hacia el Sol.
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