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SANTIAGO.- Uno de los discursos más metafóricos de la política
criolla puede que sea el del alcalde de Santiago, Gilberto Serulle, cuya
retórica suele hablar de una “Alcaldía socialista”, eslogan con el que ganó las
elecciones municipales en 2010 y que todavía funciona como sombrilla bajo la
que se cobijan tendencias “ideológicas” variopintas que incluyen progresistas,
conservadores, izquierdistas y “depredadores”.
Se trata de una figura peculiar. Su
voz de trueno, su andar nervioso, su inagotable energía y su disposición
mediática hacen de este personaje un político especial que tuvo la osadía de
enfrentar con su verbo encendido al todopoderoso presidente del partido del que
fuera parte, el Partido de la Liberación Dominicana), hasta que decidió
postularse a alcalde por su archirival el Partido Revolucionario Dominicano.
Dos años y medio después de
inaugurada su gestión “socialista” la Alcaldía de Santiago se enfrenta a un mar
de cuestionamientos provenientes de distintos litorales que le reclaman a
Serulle mayor transparencia administrativa, frenar los privilegios en la
asignación de obras de infraestructura y respetar el ordenamiento legal del
cabildo.
El exgobernador de Santiago y
dirigente del PLD José Izquierdo afirmó este miércoles que “la Alcaldía de
Santiago es un caos” debido a que Serulle se la pasa anunciando obras adonde
quiera que va sin contar con los planes y con los recursos para llevarlas a
cabo.
“Gilberto Serulle es caótico, no
planifica, anuncia proyectos de infraestructura sin tener los planos y sin
saber de dónde va a sacar los recursos”, expresó Izquierdo en un programa de la
televisión local tras reconocer que, sin embargo, es una persona inteligente y
trabajadora.
Aunque se podría alegar que las
declaraciones del dirigente político obedecen a su deseo de ser postulado al
puesto en el 2016, ya que fue sustituido en el 2010 por el reformista José Enrique
Sued (impuesto por el dedo de Leonel Fernández), otros sectores como
Participación Ciudadana han hecho reiteradas denuncias relativas al manejo poco
transparente de los recursos de la Alcaldía.
Otro aspecto cuestionado a Serulle
es su método de control del Consejo de Regidores, máxima autoridad del cabildo,
que según denuncias publicadas por la prensa aprueba todo lo que el alcalde le
presenta a cambio de privilegios y beneficios particulares en clara violación
de la ley.
Entre los escándalos más recientes
se encuentra el incremento salarial de 80,000 a 100,000 pesos que se
“autoaprobaron” los regidores, y el cambio de yipetas que fueron compradas (sin
licitación) al inicio de la gestión por otras del año a un costo de ocho
millones de pesos, adquiridas también violando los procedimientos
administrativos.
El dispendio en el ayuntamiento de
Santiago ha disparado su deuda interna que, según informes extraoficiales,
sobrepasa los 1,500 millones de pesos. El presupuesto del 2012 fue proyectado
por 1,279 millones de pesos.
Vecinos de diversos barrios y
sectores coinciden en que “Santiago está más sucio que nunca” y algunos hasta
añoran los tiempos de José Enrique Sued al frente de la Alcaldía, quien
–afirman- se manejaba igual que Serulle pero al menos “mantenía la ciudad
limpia”.
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